En la finca de la vida
Que delicioso es sembrar
Para pronto cultivar
La fruta que es prohibida.
No hay delicia parecida
Como aquella de gustar
El beso que has de robar
A la mujer poseída
Por quien su amor no merece
Y se siente desdichada
Y en otros brazos levita
Por la magia que le ofrece
Quien galopa en su mirada
Y de ternura la excita.