ungrumeteaestribor

Interruptores que te cuentan historias.

Llevo toda la tarde mirándola.

La enciendo y luego la apago intentando ver el momento de transición entre la luz deslumbrante y la completa oscuridad. 

Después de un tiempo, me resigno y dejo la lámpara encendida.

Y ahora pienso en mi tarde perdida de estudio, apagando y encendiendo lámparas inexistentes:

me siento idiota. Busco la etimología de idiota y, ¿saben qué?

Idiota, palabra latina, quiere decir ¨no iniciado¨.

De modo que no soy idiota, concluyo.

(Porque estoy iniciado).

Después de estas ideas quiméricas 

sé que no soy idiota,

algo en claro en sacado.

Pero no me gusta mi conclusión.

Porque sé lo que quiere decir todo esto:

La lámpara es verte, amor mío, 

lejos y deslumbrante porque yo quise que brillaras demasiado.

La lámpara es no verte, amor mío,

oscuro e insondable.

Lejano, siempre lejano.

Inalcanzable porque yo te quise inalcanzable.

Y una pérdida de tiempo, como mi tarde,

como toda esta historia.