Al pasar junto a mí,
Tu perfume me rompe
Los moldes que fabrico
Sin que acaso te asombres.
Tu sombra me acaricia
La mente a cada instante,
Y pretendes no oírme
Al pronunciar tu nombre.
En el alma entretanto
La vorágine surge,
Al sentir en mis ríos
Tu existir que no tuve
La tarde en que marchitos
Quedaron los claveles
Que corté para ti,
Sin recibir laureles.