Eugenio Sánchez

DON BERNILDO

En una tarde nublada,

 don Bernildo se fue al río

 con su poncho para el frío

 y su talega rayada.

Entre caleada y caleada

endulza la verde coca;

el placer desde la boca

 le recorre el cuerpo entero.

 Mientras tanto, en aguacero

 la nube negra se troca.

 

Con el machete en la mano

busca con dedicación

 la leña para el fogón.

Cual buen leñero el fulano,

corta el árbol más cercano;

de los retazos  se adueña

y a llevárselo se empeña

antes que el río acreciente

 y se lleve la corriente

al leñador y a la leña.

 

La borrasca allá en la altura

 arrasa los pajonales;

piedras palos y animales

se mezclan con la espesura.

 El torrente con bravura

a don Bernildo sorprende,

 éste de un sauce se prende

 trepándose hasta la copa,

con el ponchito se arropa

 y protegerse pretende.

 

La agente hacia la rivera

en un santiamén  llegó,

lo que se les ocurrió

es darle una soga entera

para que él se sostuviera.

El ponchito y el sombrero

es lo que amarró   primero,

el sauce cae rendido

con don Bernildo prendido

y  lo llevó prisionero

  

Por descuido o por  confianza

se pone en  riesgo   la vida,

pues no hay pesas  ni  medida

que compare la  balanza.

Este  caso es la enseñanza

así tan simple nomás,  

para que no olvides más

este caso tan fatal.

Se compra lo  material,

pero la vida jamás.

 

Eugenio Sánchez