Si el alma se nos puede dividir,
tú te llevaste parte de la mía,
pues ya no siento lo que ayer sentía
y siento que me puedes tú sentir.
Así la noche no es para dormir,
no, ya no duermo como antes dormía,
me quedé en ti, me quedé y todavía,
ni yo me he ido, ni te quieres ir.
Te diste toda, tal me di yo entero,
es lo que importa y lo que me da calma,
cada vez que una sombra mi alma alcanza.
Mirando de este modo yo prefiero,
mil veces se acompañen nuestras almas,
a que el yermo nos mate la esperanza.