Inmóvil todas las tardes
sin tiempo me esperas
porque soy tu amor y sabes
que el amor siempre llega.
Se que tu cuerpo te duele,
se que tus llagas te queman,
se que tienes sed
y por eso
mis manos te peinan.
Estas mismas manos
que trabajan por la mañana
te acarician la tarde
y te cuidan de madrugada…
Te miro a los ojos,
pardos, azules
y veo tu calma,
Cuando en mi mente,
en mi sueño
no tengo sueño
y solo tengo borrascas.
Te digo “te quiero”,
te pienso joven y la tormenta pasa.
Añoro ese tiempo,
me tocas los rulos,
me besas y me dices “gracias”
y jugamos toda esa tarde
a distraernos haciendo crucigramas
mientras cuento monedas y rezo:
“el dinero no vale nada”,
cuanto daría por ser “genio”
y curarte con una poción mágica,
alquimia secreta
inalcanzable para nuestras almas.
Pasan los días…
y todos los días el sol se levanta,
mi fe se refugia en las sombras,
mis versos se ponen naranja.
Te duermes con la luna,
mi sonrisa fingida,
mi voz y mi guitarra...
Mi cuerpo de roble,
tu cuerpo inmóvil de roble
pero...
ninguna lágrima.