Obsesivo padecer
que me atormenta...
Los erguidos bocados de tus pechos
desesperan la locura febril de mi lengua.
...cuando pienso...
...cuando medito...
solo me conduce
a la miel profunda
de los pliegues de tu piel...
el enloquecido pensamiento.
Mi torturada libido
no anhela otra cosa
que el recorrido profundo
de tus laberintos humedos.
Sin el movimiento de tus piernas
con loca inquietud
me siento muerto
y el sosiego me abandona.
El deseo me atormenta
cuando tus suspiros y gemidos
enloquecen mis momentos
de frenetico anhelar...
Me desviven tus ardientes
ansiedades de mujer
Y mi voluntad licuada
me degrada hasta el escarnio...
...¡me rindo!...
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