· PARA EL AMOR DE MI VIDA
· ANOCHE TE SOÑE, PERTURBADO DE AMOR.
Hola mi dulce amor, ahorita mismo acabo de despertar, despertad de un dulce sueño, sueño en el que tú fuiste la protagonista y el centro de ese maravilloso sueño. Soñé que te tenia a mi lado, que dormías plácidamente, y yo te observaba y gozaba de esa carita tan linda, me paraba para tocar tus labios con los míos dándote besitos muy, muy, suave para no despertarte
Tú comenzaste a moverte y te pusiste cara arriba, y tus pechos bellos y prietos me apuntaban como dos capullos de rosas, ya no pude resistir la tentación y comencé a chupártelos con glotonería, tu abriste tus hermosos ojos y me, me, dijiste…
¡¡¡AY, AMOR MIO!!!
Y besándome como una loca te abrazaste a mi cuello apretando tus pezones contra mi pecho, lo que me hizo estremecer de pasión al tiempo que mi colmillo de elefante se me ponía como el mástil de un barco. Tú fuiste bajando tu mano hasta agarrarlo y apretarlo con mimos y la zarandeaste como a una zanahoria para quitarle la tierra de sus raíces. Aquello me pilló tan desprevenido que solté una exclamación de placer y todavía se me puso más duro y gordo, por la punta soltaba gotitas lubricantes, como esperando entrar en tu hendidura y descubrir los secretos de tu cálido túnel.
Te volviste y te pusiste a cuatro piernas, con lo cual tu sexo quedo a mi merced y mi impresionante cosa, apunto al centro de tu diana a la que se acercó para hacer un buen blanco.
Echastes tu culito hacia atrás, y sentí el enorme calor que desprendías de tu madriguera, donde comenzó a entrar mi hurón, hambriento por explorar todo a aquel laberinto de placeres.
Nos movíamos como bailando un vals real, en la más esplendida fiesta, del más prestigioso palacio.
De pronto aceleraste en tus movimientos de caderas, obligándome a pensar en un tsunami para no soltar la descarga de semen acumulada durante muchos años.
Te di la vuelta para que quedaras boca arriba y me acople entre tus piernas bien encajado, y anclado a tu puerto, mientras navegábamos los dos a la deriva.
Al sentir tú boca en lamia babeándonos, y tus duros pechos clavados en mis carnes, ya no pude aguantar más, y solté toda la mercancía que salió como un misil bañando y inundando todo tu fogoso almacén, y allí fue donde descubrí que también existe un cielo en la tierra, y un paraíso inolvidable en tu hermoso cuerpo y en tu dulce y sabrosa boca.
Recordar…que solo ha sido un sueño. Lástima ¿verdad?
Autor Joaquín Méndez. Reservados, todos los derechos.
Viernes, 11 de abril de 2014