A. Cuenca

Me dediqué a perderte

Jamás podré enumerar las noches que te acaricié al descansar

cada caricia pretendía saciar el hambre de unos bichos en mi pecho,

que hacían cosquillas raras al unísono,

que me quitan el aliento y me hacen suspirar.

 

Tuve noches de desvelo, mirándote al dormir,

abrazándote con mis ojos que veían algo que no podía comprender;

es algo que ahoga sin matar, que si se va lo hace a uno enloquecer.

 

Es amor, es algo sin medida, es alegría es orgullo, es fantasía,

es amor y no tiene piedad al ser como es.

 

No creía que algún día tu te irías y que el frío llegaría desde tu corazón.

Entiendo que me dediqué a perderte, pero ese egoísta ya no está,

hoy vive en mi ese amor que como siempre, por siempre te amará

y entiende que la vida y posesiones no sirven de nada, si es que tu no estás.

 

Ruego a dios que no mires hacia atrás, que el futuro por delante es lo que tenemos,

ruego que me des una oportunidad mas,

de rectificar todos mis errores y que estos ya no volverán.

 

Por razones que no entiendo,

creía que el amor que te brindaba te protegía y te hacía entender

que mi corazón a tu lado estaba asegurado y que era solo tuyo y de nadie mas.

Creí que eso es amarte y era suficiente, pero ahora ya entendí

que el amor es mucho mas que eso, y mas de lo que no te supe dar.

 

Si solo comprendieras, lo compleja que fue mi vida

podrías entender mi forma de amar, 

por darte todo mi amor, me volví loco y egoísta,

por amarte tanto, mi corazón se llenó de dolor,

y hoy grita y pide auxilio, sin que lo escuche quien amó.