Compartir contigo el cielo y las estrellas,
La luz de la luna presa en nuestros rostros,
Mientras con tus brazos rodeas mi cuerpo...
Mientras tus ojos reflejas en mis ojos.
Compartir contigo el perfume de la hierba
Y del rocío palpitando en las flores,
Un tiempo sin pretérito y sin futuro,
Exiliado del reino de los relojes.
Compartir contigo algún día de lluvia
Y la fragancia de la tierra mojada,
La voz ensordecedora de algún trueno...
Mientras tu boca me besa apasionada.
Compartir contigo la sombra del árbol
Que acuna al viento dormido entre sus ramas,
La belleza primitiva de las rocas...
Mientras tu boca está diciendo que me ama.
Compartir contigo aquellas cosas simples
Que por ser tan simples, son las más hermosas,
Si al fin de cuentas, la esencia de la vida
Se despereza en el cáliz de una rosa.
Ven... te invito a compartir todos mis sueños,
Sin contratos, sin preguntas, ni reproches,
Ven... te invito a compartir mi libertad,
Sin horario, sin esquema o pretensiones.
Ven... te invito a compartir mis fantasías,
Aquel viaje a un universo sin fronteras,
Sólo tú y yo, disfrutando de la vida,
Sin cárceles, sin candados, sin cadenas.
Un universo sin trampas, sin mentiras,
Sin temor para expresar los sentimientos,
Donde dejar traslucir las emociones,
Y que florezcan pasiones y deseos.
Ven... te invito a descubrir toda una vida,
Más allá del universo y la galaxia,
muy lejos del egoísmo y de la envidia,
De las intrigas y la desesperanza.
Donde no llegan rencores, ni traiciones,
Y conviven el silencio y la palabra,
el amor es quien gobierna los impulsos
y baila al son de la música del alma.
¿Compartir contigo aquéllas cosas simples?
¿Las pequeñas cosas que no tienen precio?
Sólo hace falta que tú también lo quieras...
Sólo hace falta que tú digas: ACEPTO.