La ultima vez te pregunte “me regalas una noches??” al ser tu respuesta “SI” empecé mandar las invitaciones para la “gran gala”.
La primera que invite fue a la música, ella sería la encargada se colmar nuestros oídos de bellas notas musicales, y de paso de llevar los saxofones, que llenarían el espacio de romanticismo y elegancia.
La segunda invitación la recibieron las velas, ellas tenían la misión de darle un toque tenue a nuestras miradas.
Y así seguí envidando invitaciones al incienso con el fin de inhalar un aroma relajante y purificante; al licor para que alterara un poco nuestra conciencia para poder dejarnos llevar de la belleza de la noche… y lo que nunca pueden faltar, los dulces, para que llenaran nuestras bocas de fantásticos sabores suaves e inofensivos.
La ultima invitación se la envié al amanecer, quería que él nos despertara con su suave y frio velo, para así hacernos un poco más cerca y unirnos con un abrazo.
Todo estaba listo para la “gran gala”, pero… faltaste TU!!!!