Llegaste tú, para acompañar mi soledad,
Para dibujarme una sonrisa,
Para amarte sin ninguna prisa…
Y llevar este amor a la eternidad.
Pero todo tiene un comienzo… y un final,
Y así como al llegar la noche, termina el día,
Con el término de tu amor, finalizó también mi alegría,
Más… mi amor por ti, siempre será inmenso e incondicional.
Áridos serán mis labios sin el agua de tus besos,
Y mis ojos, en el horizonte perderán su mirada,
Enjugando su líquida tristeza desbordada,
llevándose una nube, todos mis “te quiero” impresos.
Llegaste tú, con el fuego de la pasión,
Acariciaste entera mi alma…
Desquiciaste mi razón y mi calma…
Y dejas ahora, ahogado en soledad… mi corazón.