Qué inquietante dolor se me oculta
en los caminos verdes de mi pecho,
cuando escucho el sublime canto
del amor perpetuo que me llama.
Vengo vencido y sin consuelos
dando vueltas a ver si vienes
a darme tus besos en mis ojos de luna
y a calmar mi sed con tu mirada
Quiero ver que vienes y me miras
como se miran el mar y la peña,
como la diosa de mis fulgores
amándome hasta las campos selectos
Quiero tenerte entre mis venas
para morir contigo fundida en mí,
en las sombras de tus selvas
y en los campos de mis sueños.
Así mis llantos en la noche no mueran
Y me hieran como perros hambrientos
el delirio de este amor bien lo padezco
y lo quiero aunque me muera por tenerlo
Guárdame, en las torres de tu pecho
adéntrame en tus entrañas cálidas
en el mar de este sueño que añoro
y que desespera en mi aposento sombrío.
Esperanza mía dame de tus aguas vivas
y de tus alientos la vida perpetua
en los prados de mis ojos, doncella mía
hada de mis bosques, playa de mis blasones.
Ven en las manos del viento
como las gaviotas blancas volando
con tus mensajes de ensueño
que estoy ansioso de verte
ven por las sendas donde yo muero
quiero anclarte en el fondo de mi pecho
con tus delirios vivos para volar juntos
hacia la felicidad del etéreo cielo.