Sientes esa tierra seca y erial,
donde el sol escu-
rre sus raíces:
esa tierra que sube
por tus talones, que llega a tus manos,
a tu boca,
que te rasca los huesos.
Las hebras del sol te
hacen
llover, pero
no nutres nada,
eres un fu ma ge es ca pan do.
Creo que
así pasa con Rulfo.
De eso me acuerdo.