Diaz Valero Alejandro José

Una rosa en el campo santo

 

Dicen que la rosa

en su florecer,

es pretenciosa

para que la puedan ver.

 

Su belleza la eleva,

y pondrá de hinojos

a todo el que se atreva

a ponerle sus ojos.


Y la rosa meditando

arguyó en su defensa

solo estoy intentando

resaltar mi belleza.

 

Soy pretenciosa, lo acepto

¡Pero no tanto!

pues también florezco

en el campo santo.

 

Allá no me miran,

ni recibo alabanzas,

tampoco suspiran

esos cuerpos sin almas.

 

Pero igual florezco

en esos terrenos,

al silencio le pertenezco

y me uno a ellos.


Autor: Alejandro J. Díaz Valero

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Maracaibo, Venezuela