Fuiste cobijo en mi sombra
en mi sombra como amada
colina de mis caricias
cazadora de montañas
la que libaba mi boca
y endulzaba mi garganta.
Yo le cogía los dedos
y su boca devoraba
como el mar liba las peñas
sin cansarse de besarlas.
Le desplegaba las velas
cuando los vientos soplaban
ella se apresaba a mis drizas
y a lo firme de mis jarcias
y cuando soplaban vientos
yo arriaba la mesana
y cuanto más viento soplaba
más andaba la Fragata
y al levantarse de popa
la proa más penetraba
y los estay se movían
por la fuerte marejada
y cuando paraba el viento
la Fragata descansaba.
Así pasaba la vida
tan feliz con mi Fragata
la que llevaba a los puertos
como diosa y capitana
la que soñaba conmigo
de la noche a la mañana
dentro de mi camarote
donde las musas atraen
las delicias marineras
en las tarde solitarias
libando sus labios puros
toda su boca y garganta.
Y cuando soplaba el viento
le bajaba la mesana
ella se hacía a mis drizas
y se abrazaba a mis jarcias
y cuando había bandazos
se quejaba y suspiraba
porque caía la proa
en profunda pantocada
y así quedaba dormida
más tarde se despertaba
y se miraba al espejo
y se fijaba en su cara
en su melena sedosa
y sus mejillas rayadas
de los besos recibidos
de aquel trovero de gavias
que navegó cinco meses
con la más linda Fragata.
Y todavía recuerda
las dulces glorias pasadas
y no me importa decirlas
y no me pesa contarlas
fue lo mejor de mi vida
con mi hechicera mulata
perla del mar del caribe
que resultó ser mi amada
la más bella que yo tuve
la que más glorias me daba
la que más feliz me hizo
aquella hermosa zagala
que cuando la veo pasar
y se para en mi ventana
para mirar donde estoy
dentro o fuera de casa
mas cuando salgo al balcón
me mira, se va, y calla
y muchas veces le digo
todavía estás más guapa
ella con media sonrisa
desde allí besa mi cara
con aquellos ojos brujos
y calladita se marcha
pero yo la sigo viendo
en la prudente distancia
ella me vuelve a mirar
si yo sigo en la ventana
y le recuerdo por señas
nuestra vida en la Fragata.