Y nos sorprendió la luz divina
antes fue la cómplice noche
sin mayor esfuerzo tuyo
sin menor resistencia mía.
Anclábamos en nuestras memorias
secretos antes inconfesables
\"Tu carita de exitación
ni el peor de los alzheimer podrá borrar\"
Fue la promesa de tu boca, casi susurrando,
lo que me hizo temblar.
El frío de aquella noche
en nada alivió el fuego de nuestros cuerpos.
Ellos que sin roce alguno
mucho decían...
mucho sentían...
¡oh! mas pedían.