Te canto para que el viento haga eco con mi voz
Y para que todos sepan que:…
Cuando hablo de acequia, de pandito, de cepa,
de vino, de fondo, hablo de vos.
Que cuando topa el camino,
O el zonda llena de tierra
tu patio y nubla tu mirada,
y la helada se torna tan intensa,
que equipara con sol que abraza el estío,
hablo de vos.
Estoy venerando tu suelo, tu alameda y su verdor.
Estoy anhelando dormitar una siesta bajo tu sombra,
Estoy soñando bajo tu luna, espejo de tu esplendor.
Porque soy de Mendoza, señores.
y de esta tierra no me voy.
Te canto Mendoza, porque te quiero,
porque en mi infancia… la vendimia fue mi himno,
Y tus montañas las que alimentaron mi imaginación
Mendoza, tierra fecunda, nombre de mujer hermosa,
de historias, tragedias, amores y leyendas.
Mendoza donde el milagro se llama agua,
y la sangre es borgoña y pasión,
donde las uvas desfilan y maduran bajo tu sol,
uvas negras, blancas, rosadas
uvas que de tanto recibir pisadas,
emergen en un hechizo de sabor :
Cabernet… Merlot, Semillon,
Tempranillo, Torrontés,
sabores que seducen con señorío propio,
representando tantos labriegos que te podaron con sudor.
Te canto porque tu suelo piso,
porque si no te tengo, te añoro,
porque de tanto amarte,
me estalla mi corazón
y entonces te canto para
que el viento haga eco con mi voz
trascienda montañas,
llegue a la nubes o el sol
Y para que todos sepan
que también cuando me callo
y el silencio invade mi alma
sigo pensando en vos.
Margarita Monse