Cuentan que una vez
un brillante cocuyo
escuchó entre murmullos
hablar de él.
En modo muy cruel
haciendo festejo,
decían: ¡pobre animalejo!
brilla de mil maneras
sin atraer siquiera
la mínima atención
y en su propia imaginación
se cree una estrella;
y la luciérnaga serena
al oírlo que hablaban
para sí se preguntaba
¿qué es un estrella?
Calumnias como esa
saturadas de envidia
se ven cada día
y causan tristezas…
Nada más lejos
que el creerse estrella,
que hasta la propia luciérnaga
no sabía que era eso.
Autor: Alejandro J. Díaz Valero
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Maracaibo, Venezuela