...como suave música del cielo...
Mis pensamientos vagan, vuelan, se elevan...
Miro hacia arriba, luego abajo y a mi alrededor;
hay música en cada dirección, ilusión sonora del alma,
pero no logré aprender a componer aquí…
No hay luz en mi amanecer, o sombras por las noches...
...ya no pertenezco aquí...estoy aquí porque....
Miro a mi alrededor, veo a todo el mundo; ¡los muertos estamos todos presente!
...y siento que mi vida no se ve como la quería vivir.
Ya no quiero estar...pero es tarde, hay “vida” por quien “vivirla”...
Mi sangre... mezcla con mi amada compañera...
detengo el tiempo y los miro... ¡tanta inocencia!
…y necesito enseñarles el camino que no logro encontrar.
Un violín, un saxo, un piano... la orquesta interminable de mi alma;
Descarga infinita de locura indomable…
el amor! ahhhh! ...El amor insaciable...
Presiento el sueño del hombre cual no puede ser escrito jamás, aunque lo intento.
Ese amor que me va comiendo el alma, que se incrusta profundo y ya soy todo tuyo...
pero... y que pasa si esto es algo que solo yo siento?
... a eso debo mi feliz tristeza,
y una cosquilla bien falsa va salando mi mejilla al encuentro de mi almohada...
¡Desilusión! ...¡Impotencia!
La vida más allá de la muerte o viceversa, donde ya no existe el dolor...
Música celestial infinita, sin palabras, sin errores.
¿Podré algún día vivir allí?... pero yo… he cedido tanto a las tentaciones de aquí…
Por así decir… ¿¡he pecado tanto!?
…¿Seré algún día lo suficientemente puro para ese viaje sin retorno?