¿Dónde encontraré el olvido? tiempo hace que lo perdí;
Si olvidé tantos ayeres, ¿por qué no olvidarte a ti?
¿Dónde encontraré la dicha? tanto tiempo sin hallarla;
Si yo siempre sonreía, ¿por qué no puedo encontrarla?
¡Cuán transformaste mi vida! no me enseñaste a vivir;
Ni me enseñaste a extrañarte ni a resignarme a morir;
Eres cual rosa y veneno, eres ángel y demonio;
Fuiste un premio y un castigo: sólo un falso testimonio;
Mas no hay arrepentimiento, pago caro ese placer,
Por tenerte entre mis brazos, venga de nuevo el ayer;
Que venga, sin condiciones, lo volveré yo a vivir,
Acepto por ti ese precio: ¡vale la pena morir!…