Campos.J

SOLEDAD Y COMPAÑIA

Hoy escribo estos versos rechinados:
El silencio de todo es el deseo de mi alma, 
que calla,
al ver que no tengo amigos,
teniendo uno.
Caen mis ojos secos, 
cristalizados en el plomo del universo,
como dos espantapájaros en la urbe de mi sesera.
Tan monumental a sido:
soplar y rechinar,
escupir y lamentar,
hablar el precoz silencio de los grandes,
toneladas clásicas
y esferas tan doblegante que juega un papel en islas mágicas.

Soplo al tiempo,
me acompaña,
me acobija
y me deja varado.
Soy de amar solitario,
más allá de las rocas,
jurar por abrazos que nunca me llegaron,
besos en la frente o en la boca.
Me llama el poder que me envuelve
y estrujo rayos
tan fuertes
¡QUE NO CALLO! 
y no callare,
por que son mis dedos que me acarician.
No tengo horario,
el tiempo a pecado, 
sin juzgar al profesor Ernesto que ahorraba pan para Mayo.
Y que decir de los alumnos
que hacian tic-tac para aparentar ser solidarios.

Entonces la cortina tendrá nombre,
tu y mi soledad me amaran,
seré el caos curado hecho hombre
y el Dios junto al demonio me recogerán,
sin tocar mi plata o mi cobre,
sin juzgar mis parpados lejanos
y lloraran por el ratón loco que en la noche me saludo,
por este mundo verde y azulado
y el viento acanelado de la paz.