Cachonda es la palabra y no la excluyo
sólo sé que tu boca mojaba mi boca
hace unos días; cuando el barullo
¡bien lo sé…! De tu ansia loca
acurrucaba tus manos en mi pecho
mientras mi mano jugaba con tu seno
¿qué caso tiene callar? Si fue obsceno
aquél deseo intenso y tan estrecho.
Tú fuiste una mujer sin nombre claro
y yo el que tocaba tu entrepierna,
tú fuiste (esa mujer) y yo el avaro
que pagó tu caricia –siempre tierna-
¿Quién eras tú, qué me dejó sin habla
ni siquiera bella, pero eras mi consuelo?
Por eso yo te puse sólo: DIABLA,
pues fuiste mi pecado y mi desvelo.