¡Oh, Dios, tanto predicó en parábolas!,
amó, sanó y curó la herida a muchos...,
enfermos, demonios exorcisó,
y cuantos ciegos y cuantos veían,
cuantos aprendían, cuantos seguían,
¡Oh, Dios, preguntaban, Él, con respuesta!,
tanta hambre y sed y Él, sació hambre y sed,
por Sus llagas sanó, y curó con ser;
entró en ciudad un Domingo de Ramos,
palmas, vitoreo, alegría, ¡vámos!,
Rey de Reyes entró como Señor,
y el pueblo quiso, veneró y lo amó,
creyó en Él y lo siguió hasta el final,
¡Oh, Dios, y llegó el ungido de Dios,
que llegó el hijo de Dios a la tierra,
a la tierra corrompida a salvar,
y Él entregó amor y paz a todos.
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Un jueves santo,
la Última Cena,
un jueves santo,
sabía, tres veces,
que seria negado;
Su nombre, Jesus,
un jueves santo,
y oró en Getsemani,
un jueves santo,
y sudó sangre,
un jueves santo,
Judás lo vendió,
un jueves santo,
por treinta monedas,
un jueves santo,
y con un beso,
un jueves santo,
fue entregado,
un jueves santo,
y lo arrestaron,
un jueves santo,
y fue a salvar
al mundo y llego El.