La vida da muchas vueltas.
Nadie se va sin pagar.
Está cobrando conmigo,
lo que hice años atrás.
Pide la misma moneda
con la que antaño cobré
y me castiga contigo,
como a ella castigué.
Pero yo pago con creces
y a un elevado interés.
(El que está arriba no olvida).
Todos tienen su momento
de ajustar cuentas con él,
por el daño que hayas echo.
Y yo tengo varios pagos
con mi primera mujer,
la que más me amó en la vida,
y por no hacerle más daño
de su lado me marché.
Ahí, firmé mi sentencia
de la maldición que echó...,
y después de tantos años...
¡¡¡Ana!!!! Tu maldición funcionó.
(Ermanué)