Desnuda me sorprendí en tus pensamientos
tus ojos me quemaban, tu boca me invitaba
respondí al deseo, ellos aumentaban, no cesaban
y lo confirmó nuestra intimidad que lloraba.
Acorta la distancia, acelera tus pasos
que siento desfallecer si no estoy pronto en tus brazos
recorre mis ríos, báñate en ellos
siente la tibieza de sus aguas ¡son mis deseos!
Con la fuerza de tu hombría
con mi sensualidad de hembra
pondremos de testigo esta poesía
y mañana, ya en calma, seguiré ajena.