Le dije – Vamos a tener que empacar las ilusiones. Cogé ese bolso y llénalo todo. No te olvides ni siquiera del más minúsculo sueño. Hacé espacio entre los bolsillos para el silencio y el desasosiego; para un largo viaje a veces son necesarios. No te creas que en esta vida todo es triunfo o felicidad. Apartá un bolsillo especial para los recuerdos, otro para los errores y las frustraciones. Procurá que sean pequeños. No queremos tener que llevar más de la cuenta. Finalmente, llevá una bolsa para luego desechar lo que ya no vamos a necesitar en nuestro viaje -
Asintió con la cabeza y me dijo: - Mejor no llevemos nada. Dame la mano y empecemos a caminar.