A llegar aquella noche, solo pude ver sus ojos,
quería guardarlos en un estuche, pero sería un castigo para todos.
Al escuchar su bello nombre mi corazón palpitó,
Diana aquella dama, mi nueva musa, dueña de mi amor Por un segundo todo el mundo desapareció, pues únicamente a ella veía al derredor.
Me arranco más de un suspiro,
por la forma en que me miró, pues sabía que era la dueña de mí ser,
solo pude sonreír, pues temía no volverla a ver.
Y así fue, aquella diosa simplemente desapareció, llevándose mí corazón consigo, así fue aquella bella chica, Diana, a mi corazón de piedra venció, dejando solo un cuerpo vacío que tengo que llevar conmigo.
Pero que importa, ella vale la pena y más que eso, tanta belleza y calidez en una persona es simplemente inhumano, quizá sea una divinidad o una simple mortal, yo solo quería un beso, me dejo idiotizado y todo esfuerzo por reaccionar fue en vano.
Diana ya no te veré pero siempre estarás en mi mente,
me deslumbraste con tu esplendida sonrisa,
me enamoraste con tu perfume que se confundía con la briza,
que no habría dado por besarte cálidamente.
En fin, siempre serás mi mejor musa, Diana, oh, dulce,
Diana, Diana, Diana, Diana. Mi preciosa Diana.