No Se Renuncia A Los Sueños
Te recordaré por siempre...
pero te recordaré como eras
antes de perder tu candidez,
no como ahora...
en que los años comienzan a mostrarte
la cruda realidad de la vejez...
Me solías decir que serías eterna,
que no te ibas a morir jamás,
y, aunque eran sólo juegos,
¿tal vez lo creías de verdad...?
Tú eras hermosa y vital,
divertida y ocurrente,
en esos días juveniles te lucías
destacándote sobre el resto de la gente.
Cantabas... ¿recuerdas...?
tu voz era muy particular,
y las expectativas eran
solamente de triunfar.
¿Por qué no supiste dividir las aguas?,
¿por qué te dejaste avasallar?,
¿por qué te apasionaste con amores?
... la vida es algo más.
Yo dejé de verte mucho tiempo,
hacer mi vida me llevó muy lejos,
y hoy, que te veo en tus despojos,
se entristece mi regreso.
No sé por qué me dices
que el amor te hizo daño,
¡nunca hace daño el verdadero amor!
(lo habrás confundido con caprichos
o pasión...)
Además acusas a la “mala suerte”,
¿sabes?, uno también es dueño de eso...
pero el precio es no venderse
y mucho menos postergar los sueños...
Uno puede renunciar a todo por amor,
y aún así no perderse,
uno puede dejar la vida en el intento
por vivir... ¡pero nunca jamás
renunciar a los sueños!
Y no olvido la razón de mi partida,
yo me fui porque te amaba
y te quería...
Tú mirabas para arriba,
hacia lujos y placeres
que otros hombres te ofrecían.
Me preguntas si me quedo...
No, no puedo...
sólo vine por razones familiares
y por unos documentos.
Ya mañana me voy, a mil kilómetros,
donde viven los que hicieron,
junto conmigo, ¡realidad el castillo de mis sueños!