De un lugar lejano
llegó mi dolor, quizá,
mi tardía fortuna
el tiempo lo dirá.
De un sueño necio,
de un mundo aparte,
de una isla pedida,
de un loco amante.
Titubeo aún al recordarlo,
los colores estaban desteñidos,
los paisajes eran desérticos,
y el ruido, un gemido.
Tengo una llaga
que flota en mi aura,
herida que no cierra,
daga que clavada sangra.
Un tormento que perdura
inherte en los años
! Maldita oscuridad aquella !
que infundió mi llanto.
Solo soy un cobarde al que
le dio miedo la soledad,
semihombre que huyó en su dia
del esfuerzo de conquistar.
Hoy mis brazos son espadas,
de escudo llevo al corazón,
y mi tristeza la sentencia,
que confirma aquel error.
Si fuese el tiempo
un reloj de manejar,
echaría las agujas
mil horas hacia atrás,
y cubrir esta negrura
con mi pasada cobardía
para avivar esa luz
que le faltó a mis días.
Hoy, soy leña que arde,
ascuas encendidas que buscan
ser grises cenizas de
los troncos que se chamuscan.
Un traidor de mí mismo,
Quién vendió el alma
al vacío de la nada,
hombre robusto sin calma,
y un continuo tormento cada vez
que ve un alma enamorada...