Fuego y neblinas,
mis anhelos fueron por ti buscando el ámbito
de tu belleza.
Hoy me besaste en la eternidad,
hoy quisiste que el día nos envolviera
como antes, cuando el trigo y las nubes nos conocían.
A mi lado habitó tu pequeña llama del verano.
La tarde ardida trajo su ocaso solitario
y yo poblé todos tus jardines.
Sostuve la única lágrima de la noche,
pero tu con tu verano intacto sellaste mi agonía.
Todo en mí nació de nuevo,
hasta las hojas de mi escondido otoño
de verde sonrieron.
¿Quién eras tu, quién eras, si supiste
descifrar en mí la poesía de las cosas?
¿Quién eras tu, quien eras, si amaneció conmigo
el rubor de tu mejilla?
Tus pálidos baúles hacen tu mudanza ahora.
¡Te alejas en tu propia sombra!
¿Quién soy si partirás con tus secretos?
¿A dónde te evades con el amor que nos contuvo?
En mi rostro siento la premura de tu aliento que se aleja.
Fui por ti toro de porcelana,
quedarán ahora heridas mis rodillas.