¡Vendrás a mí!
ya no escucharás
mi llanto lastimero...
será mi corazón
un florecer
de primavera...
En el atardecer
tendré caricias nuevas,
con el viento
azotando mi cabello,
con la brisa
golpeando mi mejilla...
las garzas morenas
invadiendo el cielo...
el astro rey
iluminando todo...
¡Vendrás a mí!
en la noche
llena de murmullos,
de los grillos en concierto...
Se esconderá la luna
y nos mirará tras la cortina,
ella será testigo mudo
del gran idilio
que nos reventará el alma...
y tendremos como lumbre,
la tenue luz de las luciérnagas.
Felina