Del baúl de mis recuerdos
saqué tu fotografía
y allí prendiéndole fuego
la miré mientras ardía.
Igual que mi corazón
que por ti sigue ardiendo
pero ahora sin una razón
y más cerca del infierno.
Bajé luego por un café
creyendo que no estarías
sin tu foto pensé
que yo así te olvidaría.
Pero allí seguías tu
en mi mente rondando
casi como el azul
de todo el cielo mirando.
Entonces subí a mi cuarto
y te escribí este poema
que del baúl estoy harto
de que me anegue de penas.
No es un poema triste
es más bien de alegría
al saber que nunca te fuiste
y siempre serás mía.