Sentado en el balcón luminoso de mi memoria,
miro lejano el horizonte quieto de mi ser.
Alimento pacientemente ese mi gran querer,
viendo como se desarrolla fuerte nuestra historia.
Con los hilos luminosos tejemos nuestro amor,
un punto tras otro componen, unen, nuestra trama,
con paciencia, atención, respeto, detalles, sin drama,
seguimos el rítmico compás de nuestro clamor.
Cuando cansado y agotado en silencio me siento,
Vienes a mi lado, tu restar renueva mi aliento,
aunque lejano, querido amor, te siento en el viento.
Toma mi mano, atravesemos ese gran abismo.
Nuestro seguro caminar destruya ese cinismo.
Nuestra historia convirtámosla en un puro lirismo