Llegaste a mi corazón como estrella que
en el desierto brilla,
con la luz iluminaste mi vida,
mis penas se volvieron sonrisas.
Llenaste mi alma de amor
que nunca termina.
Fuiste rosa blanca
que yo tanto quería,
tus besos en mis labios,
como fuego de amor ardían.
Una mañana de primavera,
la rosa en mis brazos se dormía.
Ahora hay un ángel en el cielo,
con los brazos abiertos,
esperándome a que yo suba un día.
Con una paloma blanca,
le mando una poesía,
tú, mi amada, eres la poesía.
Pronto juntos,
habrá amor que nunca termina.