Te reencuentro distinta
Buenos Aires, Reina del Plata,
tantos te han escrito en su hojarasca
que ya no sé si aquella frase es mía.
Te reencuentro distinta
en tus declives,
tus rancios pasos de planicie
ocultan al cemento tu lejanía.
Te reencuentro aturdida
de silencios sin cuchillos,
te presiento desnudo y sombrío
en un atardecer de horas sin salidas.
Te reencuentro sacudida
de polvorientos retazos de olvido,
Pompeya, Puente Alsina,
Parque Patricios,
los primeros aires
de mi porteña Buenos Aires.
Lavalle y calle Florida
y ese café de Cerrito,
mis primeras rondas ladinas,
por tus baldosas esquinas,
y ese epicentro extraño,
para mi mundo ermitaño.
Te reencuentro afligida y ausente
de tan ausente literatura,
no hay como calle Corrientes
para desandar en versos mi locura.
Palermo viejo no se agita
por una ponzoña amiga,
trayendo de Recoleta
a Palermo Soho su belleza.
Funebrera Chacarita,
Villa del Parque y Villa Luro,
con la Paternal levantan muro
si te alejas de Villa Urquiza.
Te reencuentro
sin sueño arrabalero:
La Boca, Constitución, San Telmo
saben lo mucho que te quiero.
Almagro, Flores y El Abasto
siempre serán mi canto
cuando en un gesto de radio
se dibuje mágico un tango.
No me olvido de Caballito,
Parque Centenario
y el porte de Belgrano
en la huella de mis pasos.
Homérico Congreso en Callao
siempre mirando azorado
por el oriente a Plaza de Mayo
como la Rosada le pinta un ocaso.
Mi Buenos Aires querido
volver con la frente marchita
no es un urbano mito,
es pasión de una daga espina
enterrada en el alma sureña
de este aprendiz de bohemia
desnudando siempre con su pena
el vidrio de tu cielo con la ñata
para llevar siempre en mis entrañas
esa vaga costumbre de mi alma:
desayunarme con tu nombre en las mañanas
y amasar tus olvidos en la noche desvelada.
18/02/2013