Te fuiste impregnando el aire con tu dolor y agonía,
temprano, en esa mañana apenada y fría;
por ese callejón que al final termina siendo calle ciega,
por ese destino que uno no busca pero encuentra.
Cruzaste el umbral a la nada, o tal vez,
al más bello mundo que tu fe presagiaba,
no lo sé,
pero te fuiste…,
te fuiste con tu inocencia,
con tu bondad,
con aquella soledad que desgarra,
en esa eterna y férrea lucha con tus lémures
que te dejaban maltrecha.
Te fuiste sin saber a qué sabe un sueño,
a como huele la esperanza
cuando estas se hacen realidad,
atrapada por esa cadena monocromática
que invadía tu entorno
y eclipsaba tu arcoíris;
del cual tanto te quisiste liberar.
Te fuiste dejando madrugadas de llanto,
madrugas de ausencia,
oscuras madrugadas de estrellas vacías;
dejándome tu insondable tristeza,
y también la mía;
que nació con tu partida.
Gerardo Ramirez (Ramger65)