Encerrada en hermosa voluntad, te convertiste en mi compañera de celda
Y ahora, cansada, tu te vas con tu libertad,
quedando yo solito, prisionero de tu amor.
Me duele cuando me platicas y me explicas porque me abandonas.
…y cuando río y lloro al mismo tiempo me dices estar loco,
pero lo hago porque hay sentimientos desencontrados,
el de sentir felicidad por saber que he amado bien,
y llorar por saber de mí perder tanto valor.
Siento orgullo por saber quien he tenido a mi lado todos estos años
Y se incrusta el dolor en mi alma por saber que las razones por perderte son muy justas;
siendo la risa placentera el saber que nuestros hijos tienen más de lo que yo merezco,
Y el llanto y ahogo por perder lo que debí haber apreciado a tiempo.
Como pude ser tan ciego; como pude haber arruinado así mi vida!
…y se me cae el mundo a pedazos porque aquellas sonrisas que eran mías,
hoy son una mirada fría y sin amor.
Nadie más que yo recuerda tu mirada tierna,
Ese orgullo que sentías por estar a mi lado,
y en vano yo ignoraba la grandeza de tu ser,
creyendo con prepotencia que eras tu la ganadora,
cuando la humildad no llegó en hora para entender quien yo no fui.
Cuando te hería había dolor y amor en tus ojitos,
lagrimas apretadas en tu sufrir, por ausentarme en tu presencia,
haciendo oídos sordos a las advertencias que me decian que podrías dejar de sentir por mi.
…y hoy soy quien tengo que llorar tu ausencia,
al ver tus ojos y saber que ya no sienten lo que tanto amé.
Recuerdo las veces que volviste a intentarlo,
cuando con lágrimas en mis ojos te suplicaba que te quedaras,
pero siempre tuve una excusa para reincidir;
…y no es que te mintiera y no quisiera yo cambiar, o que quisiera que te fueras.
…hay cosas que ni uno entiende por que las hace,
hasta no perder lo que más ama.
Tal vez idiota, tal vez humano, no es excusa ahora que te perdí;
y en mi alma te llevo incrustada mientras no para de sufrir.
…y aunque en mi mente trate de engañarme para subsistir,
solo yo sabré, lo hermosa que tu eras y lo que significabas en mi vida,
y que eras todo lo que yo tenía después de tantos años y formar una familia.
Cuanto dolor dejé en mis hijos, cuanta tristeza que perdurará.
Cuanta agonía dejé hoy en mi vida, cuanto dolor en mi corazón.
Hoy solo puedo al llorar; contar tan hermosa historia de amor,
y con gran orgullo y sin miedo expresar, que al brindarme la vida que vino de ti,
fuiste definitivamente la razón de mi existir. A.Cuenca.