Ary Vala

Pobreza destructiva

Que pobreza destructiva la de esta memoria mía

Es como una marea cuando la luna está dormida

Como el ratón que come queso y se queda distraído

Y la muchedumbre que su líder se queda agotado.

Es cierto que amanezco con una almohada en mí boca

Y que las hormigas hurgan a veces entre mis pestañas

Mientras yo pienso si valdrá la pena recordarte

¿Cuánto encanto más habrás vertido en mí?

Hay miles de cordones neuronales en los que está tu sombra

Tu información, tus genes, tu venida.

Quiero encerrarme escrupulosamente en un escarnio

Para tener miedo de salir y buscar comerte

La vida no es más vida cuando estoy así

El cielo no es el universo y mis límites se vuelven un colapso.

Trato de vestirme con el sentido enérgico más deslumbrante de la naturaleza

Pero hay ninfas que en su búsqueda de sátiros  tratan de plegarme.

Existe el mito  más verdadero en lo más profundo de mí:

¿Cuánto cuesta tenerte? ¿Cuánto borrarte?

Es más que necesario dejar de ser una tortuga, lentitud y caparazón

Convertirme en el mar y en su furia 

Y tener a mi lado siempre La quietud del río,

Para cuando me busques y me hagas creer feliz

Y para cuando me olvides nuevamente y tenga que sentir.

Tengo que  mirar de vez en cuando la estructura del silencio

Y ver qué cosa hay que cambiar cuando construya el propio,

Yo le cambio y la cambio cuando eres ola, vas y vienes

Aún así  mi memoria te respeta fielmente.

Sé que es lo que te detiene, rencor… rencor.

Me duele que a mí también me duela

Quisiera meter mi mano por tu boca y doblarte al revés

Y coger ceniza y una piedra para frotarte hasta que quedes limpia

Pura, sana, nueva.

Y pesar luego tus ojos para ver que tanto

Se ha templado tu mirada.

No puedo olvidarte, entonces necesito cambiar