La luz Divina de tus ojos me hace divisar en la distancia lo hermoso de tu rostro, respirar tu dulce aroma que se dispersa en el viento de cada atardecer, luz, divina y majestuosa, con tu mirada tierna logras acariciar cada sentimiento que nace en mi alma y termina descansando en tu piel, recorrer los caminos trazados por tus encantos y conjugar tu belleza en el verbo de mi fascinación por ti es lo que termina en la primera persona del plural de nuestras vidas, nosotros, guiados por la luz divina, mientras sigo atrapado por tus encantos, tu ternura y de tus ojos esa Luz Divina.