Escudriña mis membranas
con tus alambreras de éter;
goza de mi ser si es que te pertenece,
suplícame si mi alma no está a tu lado,
cuestiona mi manera de percibir la verdad
y no dejes de envidiar aquello
que fuimos antaño.
Seccióname los miembros amatorios,
mordisquea lentamente
este cuello colmado de casualidades.
Fosilízame como un trilobites
y complácete con mi sangre.
No dejes nada mío para mí.
Llévatelo todo y haz de ello
lo que desees:
nada valgo sin desgarro,
nada tengo si tú no me tienes.