Trémulos son tus cantos ¡Oh! mi río
apacible tu andar y acompasado
ya no tienes la fuerza del pasado
tu caudal es apenas un vestigio.
Desde tu cabecera surge el llanto
que causan las heridas clandestinas
hay potentados con manos asesinas
represando las aguas de tu encanto.
Castán, fuiste en tus márgenes bravío,
la espesa fronda fue tu compañera
te niegas a morir ante la ciega
indiferencia de todos vuestros hijos.
Tu cauce es un lamento sostenido
cuando de sol se baña tu ribera
no es posible que por desidia mueras
y tu pueblo se quede adormecido.
Si la justicia vuelve en tu remanso
a reflejar el verde sembradío
es porque se logró salvar un río
que no quiso tener paz ni descanso.