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¡Oh, son mis ojos tan bellos!,
y veo mil veces al David,
que como esclavo del desnudo,
va en mis lindos sueños,
¡Oh, son mis deseos tan grandes!,
que quiero admirar la belleza,
y ajena a todo, lo miro desnudo,
y quisiera entregarme como el,
a la inhibicion del desnudo...
y fiel a mis anhelos miro su riqueza,
en su blanca piel, veo su desnudez,
y obtengo mas en sabiduria mi avidez,
y siento yo, el frio, con certeza,
¡Oh, y esta el David desnudo!,
que por naturaleza es friolero,
y busco escuchar un bolero,
por ver mi desnudo tan prohibido.
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