La ocasión
se ha tornado oscura,
el humo
ha fecundado
el aire
con su albor,
todos
los rostros
han sido digeridos
por la penumbra.
¡De pronto
apareces
en un fulgurecente
halo
de misterio!
El ambiente
se ha transformado
en un tropel
adocenado.
Caminas lentamente
hacia artificiosos
destellos que
diafanizan
la desnudez
de tu cuerpo,
las miradas que
te contemplan
estupefacen
al seguir
tu trayecto.
Sostienes
un camino
de plata
que te eleva
como pan
enarbolado
por el fuego,
generosa
develas tus pétalos
en una danza carnal
que exalta
y deleita
la mente
hacia
una apoteosis
de lujuria.
Doncella de la noche,
nadie hace
de tu piel
una poesía,
para ningún poeta
significas alegoría,
solo aquel
que te ama
te corona
con guirnaldas
de adalid.
Cuando llegas
al opus magnum
de tu ritual,
te conviertes
en diosa nocturna,
nívea,
cristalina,
pragmática
y portentosa,
eres un botón
que se ha convertido en flor
…
Una flor
que
todos quieren
desflorar.