Caminábamos por esas calles de los pueblitos donde nos encontrábamos, tu aletargando el paso, para no dejarme atrás yo apresurando el mío para no quedarme atrás. Pero ahora tú, apresuraste el tuyo y yo, me quedé atrás. Y desde atrás veo, como te alejas cada vez más.
Te seguía, emocionada por esas calles, comprando cualquier cosa en cada esquina y disfrutando el momento de amor que el destino me regalaba. Sabía que eso no duraría, que mi amor no alcanzaría para enfrentar, tu desamor. Tu vivías el momento, ahogando quizás en él, tus desencantos mientras yo, te daba mi vida. Por eso sé que la culpa fue mía, yo lo acepté así y sabía que en cualquier momento el encanto terminaría. Lo que no sabía, es que esto tanto me dolería.
¡Ah! y te tengo malas noticias, que a pesar de todo lo que hiciste para que yo te olvide, te digo, no lo lograste, y no es aventurero decir que nunca te voy a olvidar, porque estás en mi corazón como un clavo enmohecido, ¿Por qué lo digo?, sencillo, porque fuiste y eres mi más grande amor, y aprenderé a vivir con este amor callado. Con este amor ausente, pero amor, el más grande, el más puro, que sobrevivirá en mí, porque es parte de mí, a pesar de tu olvido y a pesar de mis lágrimas.
Yo seguiré tus pasos, callada, sin decir nada como una sombra por el ocaso alargada, nada más, pero persistente. Como un lejano lucero que te mire en las noches y tú no lo divises. Y amaneceré a tu lado como un rayito de sol que te caliente sonriente y te de los buenos días. Y no sabrás que en ellos estaré constante con este amor al que el dolor le come los pies pero aún así avanza junto a tu recuerdo.