Elegimos esto. Y esto se parece a una mirada de párpados entreabiertos. Como ver caer la lluvia y mitigar su dolor, en el eco de una canción que escuchaba contigo, sobre tu ausencia.
Te puedes dar cuenta que ya no me escondo. No me hace falta. Aprendí a desnudarme frente a tus ojos y sucede que jamás me había sentido tan protegida de los otros. Que siempre me lloraron desde adentro. Como el puñal invisible que escogemos para dolernos. Como un puñal de doble filo que escogemos para salvarnos.
Eso eres vos. La vena que se abre para soltar el veneno. La caída en la que nos abandonamos para empezar el camino. La fe de ver en el mundo pequeñas ramitas, barro de calles mojadas como recuerdos y la taza de café que nos espera en una mesa con manos que aunque no te toquen, te sostienen desde la infancia. Esas cosas cotidianas en las que guardamos el alma. Para seguir moviendo la pluma sobre un tintero de lineas que se escriben sin prólogo. Ficticiamente. Y que es lo único que nos pertenece.
Eso eres vos, mi amado Antonio.Vos que estás lejos, pero eres certeza de coincidencia en un mundo que apenas, a tientas nos regala un segundo para enamorarnos. Y toda una vida, para batallar por hacer realidad, ese instante de luz en que disipamos la tiniebla. Y nos vimos como somos.
Siempre en el rostro amado aprendemos a completarnos.