Muy tempranito en la ventana yo me veo,
con mis faroles y mi polo de algodón,
entre canciones, sutilmente yo le expreso,
lo que en silencio va gritando el corazón.
Tengo en mi casa una estación de la esperanza,
y en cada espacio de mi alma un escalón,
sobre paredes de mi pecho está su rostro,
iluminando el camino del amor.
Por todas partes he logrado retratarle,
entre mil sueños, el de ella y yo, es el mejor,
a veces creo ser poeta
y en cada verso ella es mi meta, mi locura y mi oración.
Paso la vida contando las estrellas.
tatuando huellas de la noche, entre su voz,
dicen que han visto que le canto en luna llena,
y que su rostro se decora en mi emoción.
Y para siempre la eternizo en mis palabras,
mientras le escribo en ocasiones frente al mar,
convierto ocaso en sus pasos,
con un montón de abrazos, nos comenzamos a besar… .
Ricardo Felipe
Un soñador sin mucha estirpe