Dos dedos unidos y una frase trivial: \"así te quiero”.
Sonaba graciosa, pero era la cruel realidad.
Un débil tallo con finas espinas;
una rosa que nunca al amor se abrió,
así fue su amor.
Hoy, con un rosario de tristes recuerdos deambulo
con la mirada perdida en el ayer y en el futuro
que avizoro triste sin amor, sin fe.
Perdida entre gente que no sabe
ni quiere saber de mis tristezas.
Gesticulo sonrisas huecas sin sentido,
a ratos una sensación de desespero
me acorrala en el fondo de mis miedos.
Miro mis manos, ávidas de sus manos
y solo me sirven para cubrirme el rostro
y secar las lágrimas, que ruedan y ruedan
por mejillas tristes de tez destemplada
¡¡gastada!!
Se me va la vida detrás de su recuerdo,
me queda el silencio que me dejó;
me quedo perpleja de llanto y de miedo
y surge la pregunta
¿Qué voy a hacer sin él?
Mas, no hallo respuesta
¡Reina su silencio!…