Donaciano Bueno

Septiembre

Miro al frente y aparece dibujado

un diminuto montículo en su frente

de insignificantes árboles sembrados,

en un paraje que aparece sonriente.

 

De escarpadas calvas raídas a dos lados

pintadas de ocres colores diferentes,

que impávidos van fisgándole al nublado

amenazantes las lluvias en septiembre.

 

En trance, un caserón viejo, derruido

que por el paso del tiempo atormentado,

vigilante permanece ensimismado

y al espectáculo asiste adormecido.

 

Al pié, un rio susurros cuchicheando

corriendo ansioso del monte en la ladera

entre chopos al silencio va lanzando

salmos tristes de sus odas plañideras.

 

Arrebujadas las fuentes se han unido

para mandar desde el cielo sus mensajes,

poner un manto de empapados latidos,

lámina gris de acetona en el paisaje.

 

Un carromato de bueyes que arreando,

viejo, de un vecino al que la frente ciega

poco a poco va avanzando por la vega.

en su traqueteo el sol, está escampando.