Encontré el hombre-pájaro, volando bajo
Recogiendo del campo el aire cálido
Aleteando entre nuestras manos,
Escapándose de sus alas, sus plumas
Como se esconden nuestros besos-abrazos,
Entre nuestros cuerpos unidos-desnudados.
Descubriendo los sueños helados,
Interpretando las palabras despacio.
Picoteando las heridas del árbol,
Como mi lengua busca, tus arañazos.
Esas marcas de las tormentas del año pasado
Aquel que descubrimos que nos amábamos
Aquel que cada día, nos torturábamos
Cada uno en su cama
Cada uno, con su otra sombra, entre las sábanas.
Así, encontramos otra vez al hombre-pájaro.
Posiblemente la camada del año pasado,
Aquellos que vimos romper el cascaron blanco
Y nosotros no éramos capaces de soltar de nuestros amarres sus lazos.
Y este año, ya vuelan solos, entre las ramas
Este año, tú y yo, seguimos escondiéndonos en ellas
Como los fugitivos huyen, de las esposas plateadas
Como los inquilinos reclaman, su vuelta a casa.
Y seguimos hablando de nuestros vuelos bajos
Tal vez, nos conformaremos
Con ver otro año, otra camada de hombre-pájaro,
Tal vez, nos tocará volar, pero volar más alto.